Que vengan aquí a jugar a la pelota
Para que con ellos se alegren nuestras caras
Porque verdaderamente nos causen admiración.
Así, pues, que vengan, dijeron los Señores.
Popol Vuh
Más de un siglo tiene el Fútbol Mexicano desde que la primera pelota empezara a rodar en los llanos de Hidalgo, con los trabajadores de la Compañía Minera Real del Monte y Pachuca allá por el año de 1901. Los ingleses, que trajeron los primeros balones surcando el Océano Atlántico, no pudieron impedir que estos rodaran hacia la capital del país.
Los españoles, residentes añejos de La Ciudad de los Palacios, midieron las esféricas y las bajaron con el pecho para formar clubes, canchas, reglas y estadios con la Liga Amateur del Distrito Federal, o Liga Mayor, que en las primeras dos décadas dejaría el terreno exacto para que el pueblo mexicano se encaminara hacia el gol.
En 1943 se dio el toque certero con el inicio de la Primera División; desde entonces sólo ha sido evolución pasando por los grandes campeones que conquistaron ciudades y pueblos, arribando a las Liguillas y a los estadios pletóricos y llenos, llegando a los Torneos Cortos y sus generosas entregas de títulos y leyendas, para hoy dar paso a una nueva estructura profesional que busca la excelencia con la creación de la LIGA MX/ASCENSO MX.
Al principio y al final de todo siempre ha estado el aficionado, ese ser anónimo que canta, grita y llora en los estadios; el que funda religiones entorno a sus colores; el que sostiene con su pasión a este deporte; el único depositario de toda esta evolución.